Los petos de ánimas son una de las representaciones materiales del culto que se rinde a los muertos. Estos son sencillos monumentos de piedad popular. Se manifiesta con ellos la importancia del purgatorio.
Su finalidad es la de ofrecer limosnas de todo tipo a las ánimas para que puedan salir del Purgatorio, ya que su castigo es temporal y así puedan encontrar la felicidad en el cielo.
Una vez están libres intercederán por quien les hizo la ofrenda. Estas ofrendas no eran sólo de tipo monetario sino que también se ofrecían productos agrícolas.
Podemos encontrar estos pequeños monumentos en los caminos, encrucijadas y en los cementerios de las iglesias por toda Galicia. Suelen estar construídos en piedra y lucen una cruz en la parte alta. Es habitual que tengan representadas ánimas entre las llamas del purgatorio y una figura que las vela (un santo, un rey o un obispo).
En la parte frontal tiene un peto o hucha, que en algunos casos está protegido con una reja o cristal para depositar la ofrenda.
En el peto de ánimas de Trasalba aún son perfectamente visibles las caras sonrientes de las almas que se queman en el fuego del purgatorio. El sencillo monumento conserva además una hendidura en donde se recogía el dinero que los anónimos donantes entregaban como ofrenda. Seguramente el agujero tallado en la roca estaría cubierto por una reja o tapa de madera que apartaría las limosnas de las manos amigas de lo ajeno.
Castelao, uno de los mejores amigos de Otero Pedrayo, escribió dos cuidados libros dedicados a tan singulares monumentos. En uno de ellos, As cruces de pedra na Galiza (Buenos Aires, 1950), reflexiona sobre la importancia de estas sencillas muestras de nuestro arte popular.
La fuente
Esta fuente luce restos de la simbología del franquismo que se dejó ver en toda España, y aunque se fue retirando aún queda alguna cosita como en este caso.
El yugo y las flechas representan la unión de los reinos de Castilla y Aragón, mientras que las flechas representan los cinco reinos que conformaban la nación española.
Este emblema procede de la época de los Reyes Católicos. Parece que fueron ellos los que lo escogieron como símbolo de la unidad de España. Hay quien dice que es además un signo de amor entre los monarcas, según ellos, la F de las flechas sería la inicial de Fernando y la Y de yugo la inicial de la reina Ysabel.
